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“VIVIR MI VIDA, ES MI DERECHO”

Atrévete a encontrar cosas nuevas, porque así tendrás menos posibilidades de repetir errores.

Vivir mi vida, es mi derecho. El que tenemos solo por existir y que se nos ha convertido en una carrera interminable por alcanzar un sin número de metas que solo le importan al ego. Ese estado que debería ser placentero y creativo, puede terminar siendo una pesadilla si estamos convencidos de que cada día tenemos que levantarnos para luchar por la supervivencia. Sin importar si tienes el trabajo más difícil del mundo puedes disfrutar haciéndolo si así lo quieres.

¡Ahí voy, en la lucha! ¡Luchando con la vida! ¡Luchando para conseguir trabajo! ¡sobreviviendo con esos muchachitos! Ahí, luchando con ese señor o señora. He escuchado tantas veces estas frases como repuesta cuando le he preguntado a alguien ¿Cómo está?, tampoco es que sea una respuesta sin sentido, lo primero que aprendemos en la vida, me atrevo a especular que incluso antes de nacer, es a conservar la vida, a luchar por la supervivencia. Es un instinto ¿sin embargo, necesitamos luchar por sobrevivir siempre? ¿A cada instante de la vida?

Hace unos meses el Dr. Joe Dispenza, neurocientífico, me explicó que una mente que está en el cerebro de un bebé en formación, se va adaptando a las condiciones no solamente del vientre materno sino, a las del entorno exterior de sus padres. Las vivencias, emociones y palabras que ellos le transmiten antes de nacer porque aunque el bebé no haya nacido aun, puede percibir, sentir y creer en esas palabras y emociones antes de llegar al mundo ya puede estar condicionado a que el mundo afuera puede ser peligroso para él, si también lo ha sido para su mamá en el embarazo. 

Así que es posible nacer convencido de que la vida es una lucha constante y si a eso le sumas la cantidad de sucesos externos que percibes afuera en el mundo cuando ya has nacido y a los que debes enfrentarte durante tu vida, ciertamente vas a convencerte de que el mundo es peligroso. Yo estoy convencida de esta teoría y de que puedo condicionar mi vida a sufrir por mi conservación si lo he aprendido.

Pon atención.

El mismo Dr. Dispenza te dice que tú puedes cambiar esa creencia y aprender a ver el mundo como un lugar seguro si tú quieres. Y eso coincide con lo que leí una vez del escritor Wayne Dyer en su libro “El Cambio”. El cuestiona al lector diciéndole: si tu no hiciste nada para nacer – porque no fuiste tú quien se creó a sí mismo – y si tus padres mientras estabas en el vientre materno no hicieron nada para que la naturaleza te creara como eres, más allá de poner sus semillas que te formaron, si ellos no decidieron en cuál día de tu gestación se crearía tu hígado o de qué color o textura sería tu pelo o cuál sería tu estatura.

Si tú madre sólo tuvo que llevarte en su vientre y tener unos cuidados en su salud

¿No podría decirse que fue la vida misma la que se encargó de crear cada una de tus células, órganos y tejidos y sostenerte en ese espacio físico hasta que nacieras? ¿muchas madres han extremado sus cuidados en el embarazo y aun así sus bebés no pudieron nacer? ¿Cuántas madres tal vez ni siquiera fueron precavidas en esta etapa, tal vez no querían que sus bebés existieran, hasta se hicieron daño a sí mismas y aun así sus bebés nacieron? Eso significa que tu existencia está protegida por un orden universal que va más allá de la voluntad de otro ser vivo. Que la vida misma te sostiene.

Si es verdad que la vida te sostiene, si es verdad que puedes después de nacer cambiar la manera en que percibes el mundo ¿por qué vivir en una lucha constante y desgastante por la supervivencia cuando se puede fluir con el curso de la vida? y ¿dejar que ella nos lleve? ¿nos hable? nos indique el camino pero nos han enseñado: ¡“lucha por lo que quieres”! En vez de decirnos: desarrolla tus talentos y recibirás a cambio lo que te corresponde y además lo disfrutarás más.

Nos han enseñado que la vida es dura y la vida es como es, como la creamos, como necesitamos que se nos presente para usar nuestras habilidades. Y nos han dicho que las crisis son terribles cuando son las mejores oportunidades de crear, de expandirnos, de crecer, de pensar en los otros, de ser solidarios, de amar.

Mi experiencia…

Una vez acompañé a un grupo, un escuadrón de limpiadores de alcantarillas para hacer un informe de noticiero, creí que ellos me iban a enseñar cómo se hace uno de los trabajos menos agradables del mundo pero me dieron una lección que no esperaba: no pararon de reírse mientras íbamos en camino a la bocatoma que íbamos a limpiar, jamás maldijeron, no se quejaron una sola vez, me hablaban de sus familias mientras limpiábamos, se veían verdaderamente agradecidos por su trabajo, mientras yo solo pensaba en lo inconscientes que éramos todos, al dejar tanta basura y objetos viejos en el sitio por donde pasa el agua residual de nuestras casas. 

Haciendo mi trabajo he visto quejarse a personas antes de entrar a una reunión porque se ensuciaron el vestido, yo también lo he hecho, como si fuera una desgracia irremediable y no importa si tienes el empleo más difícil del mundo, disfruta haciéndolo.

Y si no tienes un trabajo puedes crear oportunidades si te lo propones. La vida es para ti lo que tú quieres que sea. Así que puedes seguir luchando con ella para sobrevivir pero también puedes elegir unírtele, si quieres.

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